Apostrophes

10 de enero de 1975

El 10 de enero de 1975, se estrenó, en la televisión francesa Antenne 2, Apostrophes, una rara avis televisiva, dado que hablaba de libros, en una televisión generalista, en Prime Time y con audiencias millonarias. ¿El secreto? Su director y presentador, Bernard Pivot. Apostrophes fue una referencia para los programas literarios de todo el mundo.

Un plató de lo más sobrio, con poco público, una mesa baja llena de libros, 4 o 5 invitados cada semana, escritores, sentados en sillas poco ampulosas, que fumaban y se bebían en directo. Ese era el formato. ¿Cuál fue el secreto de su éxito? Sin duda su director de orquesta, el carismático Bernard Pivot. Un periodista forjado en las páginas culturales de Le Figaro, que, con Apostrophes, demostró que la televisión y los libros podían llevarse bien.

Preguntas cortas, interés por las respuestas, respeto por los escritores, ponerse en la piel del espectador y manejar los egos con gran habilidad, fueron algunos de los secretos de su éxito, y, sobre todo, la gran capacidad de conversación y seducción de Pivot. Alguna vez el formato cambiaba y salía del plató, para hacer algún monográfico. Pocas.

Por Apostrophes pasaron todos los escritores franceses, y los más importantes no franceses, de finales del siglo XX. Auster, Irving, Sontang, Calvino, Sabato, Eco, Wolfe, Mailer, Barnes, Miller… La lista es interminable. Y sin cobrar, claro, ni siquiera Kissinger, a pesar de que se resistía. Con traducción simultánea, el programa se vanagloriaba también de no aceptar ninguna presión, ni de la cadena ni de las editoriales. Y todos los que se sentaban allí sabían que su obra podía ser alabada o criticada.

Un libro alabado se vendía al día siguiente como rosquillas, y, también, al día siguiente de la emisión, su contenido estaba en boca de todos. ¡Y era un programa de libros!

En 1990, el director decidió poner fin a su etapa en Apostrophes para poner en marcha un nuevo proyecto, Bouillon de culture, que además de libros, hablaba de arte y cine. Estuvo 10 años más en antena.

El 22 de junio de 1990 se emite el último Apostrophes. Fue un especial de dos horas y media con ochenta escritores escogidos. Fue una fiesta de las letras.

Pivot era puro esprit francés. Francés y cosmopolita. ¿Exportable? Cuenta en Le métier de lire que, en sus viajes al extranjero, a menudo le preguntaban: “¿Por qué no tenemos nosotros un programa como Apostrophes?”. Y él les respondía: “¡Porque no quieren!”.


En 15 años de emisión, hubo de todo, algunos momentos delicados, pocos. El más célebre, y más reproducido en YouTube, la borrachera en directo de Charles Bukowski.

Y, la única vez que el programa se le fue de las manos a Pivot, fue con Gabriel Matzeneff, el escritor que se vanagloriaba de seducir a niñas y adolescentes. Todos le rieron la gracia y tuvo que pararle los pies una de las contertulianas. Cuando Vanessa Springora escribió el magnífico libro El consentimiento, donde narra la relación abusiva de Marzeneff, cuando ella tenía 15 años y el 50, Pivot se disculpó: “evidentemente, lo lamento”, escribió en la prensa, “porque además pienso que no pronuncié las palabras que habría debido”.

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