My life as a child
5 de julio de 2005
El 5 de julio de 2005, la BBC estrenó la serie documental My life as a child, una deliciosa visión del mundo de los adultos desde la perspectiva de niños y niñas de 7 a 11 años. La docuserie seguía los pasos de la catalana Efecte Mirall, en el propósito de eliminar por completo los intermediarios. Ambas constituyeron una interesante evolución del reality y, sin duda, un precedente al boom de los youtubers y las redes sociales.
La cadena dio a los niños cámaras domésticas con las que debían grabar su vida cotidiana y explicar sus sentimientos y vivencias a cámara, cuando ellos quisieran. Hay niños que tuvieron la cámara seis meses y otros apenas dos. Fue esencial la complicidad de los padres que se prestaron a que sus hijos grabaran sin límites, y a los que no se les permitía ver lo que grababan.
Los niños resultaron más perceptivos y conscientes de su entorno, y de las situaciones familiares, de lo que los propios padres pensaban. Otro factor a destacar fue el dominio de la tecnología de los pequeños, aunque, algunos, para no hablar a la nada, pusieron un peluche en el micrófono.
Los pequeños generaron unas imágenes espontáneas, entrañables, rabiosamente sinceras. Con todo el material grabado, los responsables del programa editaron y empaquetaron diversos capítulos temáticos, que hablaban, por ejemplo, de la separación de los padres, los amigos o la llegada de nuevos hermanos.
El resultado fue una mirada única del mundo de los adultos además de un auténtico retrato sin filtros de la infancia.
La libertad creativa del documental lo ha llevado siempre a experimentar con formatos innovadores y eficaces para contar la realidad. En este caso, se reforzó la tendencia a la serialidad del documental televisivo, y también se adaptó el documental al reality, el género ganador del nuevo milenio.
Pero, sobre todo, en lo que innovó My life as a Child, y Efecte mirall, fue en experimentar con la ausencia total de intermediarios. Minimizar al máximo la intervención externa, buscando así, sin intermediarios, una mayor veracidad de las imágenes.
La televisión seguiría, unos años, experimentando en ese sentido. Y así aparecieron nuevas propuestas como el programa de Cannel 4 24 hours in a A&E, que magnificaba sin límites la ausencia de intermediarios.