Historia de la frivolidad

9 de febrero de 1967

El 9 de febrero de 1967 se estrenaba Historia de la frivolidad, considerado uno de los programas más emblemáticos de la Historia de la Televisión en España. Con este programa, realizado entre Historias para no dormir y 1,2,3… responda otra vez, Chicho Ibáñez Serrador hizo una de sus creaciones más inspiradas.

Historia de la frivolidad era un alegado contra la intolerancia, en plena época franquista. Se trataba de una revisión satírica y musical de la historia universal y de su relación con el erotismo y la sexualidad. I, a su vez, se hacía un ácido repaso a la voluntad de censura en cada una de las etapas.

De hecho, el programa se tenía que titular Historia de la censura, pero, paradójicamente, el título no gustó a la censura, y pasó a llamarse Historia de la frivolidad. En cambio, lo que sí pasó la censura, fue el famoso estribillo de la cabecera: somos somos puritanas [...]. Usamos tijeras, usamos tinteros […]. Cortamos, rompemos, echamos borrones, […] bajamos las faldas, subimos escotes, […] cantado por las integrantes de la Liga Femenina contra la Frivolidad, el hilarante grupo de féminas que conducían el programa.

Irene Gutiérrez Caba era la conferenciante que narraba la historia, arropada por La Liga Femenina contra la Frivolidad.

Historia de la frivolidad fue un programa concebido para ser presentado en diversos festivales internacionales, y de esta manera mostrar al mundo que España también existía en el mundo de televisión. ¡Y vaya si lo demostró!

Volvieron a casa con la Ninfa de Oro del Festival de Montecarlo, la Rosa de Oro del Festival de Montreal y, en el mismo festival, el excelente guion de Jaime de Armiñan conseguía el Premio de la crítica. Los jurados de estos prestigiosos festivales no se podían creer que, un programa que evidenciaba una de las mayores lacras del franquismo, la censura, pudiese salir de la España de los 60.

El primer programa estuvo ubicado en la medianoche, por detrás de la carta de ajuste de final de emisión. Se programó con la única finalidad de poder presentar el programa en los festivales. Una vez tuvo la proyección internacional, y sobre todo la bendición de otro premio, el UNDA, de la Iglesia Católica, se emitió en horario normal, dentro de la programación de la recién estrenada UHF, refugio de buena parte de la imaginación y la apertura de la TVE en la última etapa del franquismo.

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